viernes, 24 de septiembre de 2010

No Hagas tu Testamento

Para todos mis lectores, acostumbrados a que septiembre lo dedique a hablar de testamentos, se les pudo haber hecho raro que este año no he tocado el tema. Esto es porque les ruego a todos ustedes que este año no hagan su testamento. Olviden el tema, ahórrense el trámite, háganlo al aventón y sin prestar atención.


Dejen para mañana lo que tienen que hacer hoy y así asegurarán una vida eterna llena de problemas para los seres queridos. He aquí diez consejos:

1.- No estés preparado: ¿para qué? Suficiente tiene uno que hacer en el día como para preocuparse por temas tan triviales como hacer un testamento. Después de todo, uno tiene la vida comprada. Hay que vivir al día sin preocuparse por la seguridad y la tranquilidad de sus seres queridos. Honestamente, uno puede controlar perfectamente bien lo que va a pasar cuando uno falte, no hay necesidad de dejar nada oficializado por escrito.

2.- Utiliza un machote para hacer tu plan testamentario: la manera más inteligente para hacer un plan testamentario es no adecuarlo a tus necesidades particulares (acaso no dicen que todos los seres humanos somos iguales). A pesar de que hoy en día existen varias opciones para adecuar los planes testamentarios a la medida de tus necesidades, no las estudies, no vale la pena.

3.-No cuentes lo que tienes (es de mala suerte): hacer un inventario de tus bienes (dinero, inversiones, participación en negocios, activos físicos de valor) es una llamada al mal de ojo. Definitivamente no hagas una lista de lo que posees, el chiste es no tener una visión clara y actualizada de tu patrimonio. Si haces un testamento, hazlo al "ahí se va". Que luego sea problema del albacea encontrar los bienes que pudiste haber dejado sin importar si alguno se pierde u omite.

4.-No compartas con nadie tus decisiones: el hermetismo siempre ha sido una herramienta muy útil en cualquier situación. Ni siquiera te tomes la molestia de informar a una persona cercana de la existencia de un testamento (aunque no reveles su contenido) y jamás expliques a tus seres queridos qué mecánica seguir en el momento que sea necesario tramitar la sucesión. Que se las arreglen solitos, ya están grandecitos.

5.- Olvida tus deudas: si contrataste créditos o préstamos de algún tipo despreocúpate; no averigües cuáles son las políticas que tienen aparejados éstos en el caso de que fallezcas (muchas tienen un seguro de vida incluido para solventar el pago del crédito, pero otras no). Imagínate lo "cómico" de una situación si tu familia no pueda enfrentar el pago de la hipoteca.

6.-Las cajas de seguridad deben ser secretas: no informes a nadie sobre la existencia de cajas de seguridad en donde tengas depositados artículos de valor, llévate el secreto a la tumba. Y, por ningún motivo, otorgues a nadie una firma facultada para poder entrar a la caja de seguridad.

7.-No actualices tus decisiones (lo mejor es vivir en el pasado): cualquiera que sea tu plan testamentario, éste debe ser estático e inamovible, por ningún motivo lo debes adecuar a los cambios que va teniendo tu vida (ni en beneficiarios ni en bienes ni en condiciones especiales).

8.-Hazlo tú mismo: el que no oye consejo... es porque es el más inteligente. Los profesionales que existen para asesorarte (notarios, abogados o expertos en fideicomisos) sólo buscan sacarte dinero y, ¿qué pueden saber ellos que no sepas tú mejor? (leer y entender los códigos y leyes de México es facilísimo) No gastes dinero en consejos inútiles que no hacen ninguna diferencia.

9.- Lo más importante es el dinero: si realizas un plan testamentario dedícate exclusivamente a definir lo que se hará con las cosas realmente valiosas de la vida (dinero, bienes, negocios). Si tienes hijos menores de edad o que por alguna razón sigan dependiendo de ti, deja su suerte a la buena voluntad de la gente que los rodea. No pienses mucho en a quién otorgarle la tutoría. Lo que es más, nunca preguntes a estos "tutores designados" si tienen la capacidad y/o la voluntad de cuidar de ellos. Lo mejor es que les caiga de sorpresa.

Éxito garantizado

Siguiendo estos sencillos pasos podrás tener la certidumbre de que nadie se va a olvidar de ti, la gente te va a recordar todos los días. A lo mejor no en los mejores términos, pero lo importante es la cantidad de recuerdos, no la calidad. Y tú vas a poder ver, desde el cielo, cómo todo lo que luchaste por construir en vida (tanto material como familiarmente) se deshace poco a poco.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Los Adolescentes y la Inversion

El último mes esta columna ha estado dedicada a hablar de una de las tareas más difíciles que tenemos como padres: la educación financiera de los hijos. Es una tarea doblemente difícil. Porque, por un lado, es una misión para la que no estamos completamente preparados (muchas veces carecemos de los conocimientos financieros y/o de las armas para transmitirlos) mientras que, por otro lado, es casi una obligación de vida hacerlo: nuestros hijos van a vivir en un mundo en donde el buen manejo del dinero va a ser aún más importante de lo que fue y es para nosotros.

La buena educación financiera no sólo permite asegurar (o dar mayores posibilidades) el éxito financiero a nuestros hijos, también tiene implicaciones en nuestras finanzas como padres. El educar hijos con sapiencia financiera minimiza la ayuda o el auxilio económico que les vamos a tener que brindar en su adultez (que generalmente coincide con nuestra edad de retiro).

En las tres columnas pasadas hicimos un test para saber qué tan buenos educadores financieros somos, hablamos de los niños y de los adolescentes en su manejo del crédito. Esta semana toca a los adolescentes y la inversión. ¿Cómo enseñar a nuestros hijos a invertir el dinero?

El punto más importante a esta edad es enseñar a los jóvenes que la inversión es un arma fundamental para hacer crecer el dinero y maximizar su valor, pero no es un medio para hacerse millonario. Sobre todo en un mundo donde hay tanto énfasis en la riqueza y se ofertan tantos "productos financieros" que ofrecen riqueza rápida y garantizada (que más bien resultan en pobreza rápida y garantizada) es importante que entiendan que la riqueza se hace trabajando y que la inversión es sólo un arma de apoyo.

1)Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre: nunca satures de información y de presión a un adolescente, lo único que vas a hacer es ahuyentarlo. Mesura la información financiera que ofreces según el grado de interés que tu hijo demuestre.

2) Primero lo primero: empieza enfatizando que en el mundo financiero existe un principio básico: a mayor riesgo, mayor rendimiento y viceversa.

3) Empieza por aprender: asegúrate de saber lo que estás enseñando, conceptos erróneos pueden ser casi imposibles de borrar. Si tú no sabes de finanzas o inversiones, tómalo como una oportunidad para aprender juntos.

4) Ve a la moda: aprende de los instrumentos más comunes del mercado; hoy por hoy los fondos de inversión son instrumentos que empiezan a cobrar gran popularidad (y ésta va en ascenso), los ETF, el tema de las afores. Son instrumentos que, por sus características individuales, se adecuan a diversos tipos de necesidades y de caracteres, enséñale a tus hijos sobre sus beneficios.

5) Que juegue: los juegos que ofrecen diversos sitios de internet sobre inversión virtual pueden ser una manera muy cómoda, didáctica y divertida de empezar a probar los conocimientos, sin arriesgar dinero real.

 

6) En el momento de la verdad: cuando tu hijo empiece a invertir enfócalo a instrumentos conservadores, suficiente especula un adolescente con otros aspectos de su vida como para hacerlo con el dinero. Conforme pase el tiempo y vaya teniendo él o ella más seguridad en sus inversiones, que empiece a diversificar con instrumentos de renta variable.

Por último, no puedo acabar esta columna de Bicentenario sin un muy particular grito: ¡Viva la independencia financiera! ¡Viva la cultura financiera! ¡Viva el que cada uno de los mexicanos tengamos control e inteligencia sobre nuestro dinero! ¡Viva México!

viernes, 10 de septiembre de 2010

Cómo educar financieramente a los adloescentes

Bien dice el dicho "hijos chicos problemas chicos, hijos grandes problemas grandes".


La adolescencia es un periodo de especial preocupación: justo cuando los jóvenes empiezan a adquirir mayor independencia es cuando más expuestos están a diversas tentaciones; cuando más los quisiéramos proteger es cuando menos quieren ellos de nuestra protección.

En el ámbito financiero ocurre prácticamente lo mismo, en el momento en donde empiezan a tener acceso a una mayor cantidad de opciones financieras (manejan más dinero, tienen más instrumentos de gasto disponibles) es cuando están más expuestos a diversos riesgos.

Es fundamental conservar abierta la puerta del diálogo. Aunque muchas veces es difícil, casi imposible, poder cursar más que monosílabos con estos seres malhumorados y retadores (tengo uno en casa), pero la única manera de poder virar y corregir errores financieros es mediante un canal de comunicación perpetuo.

Irónicamente este es el momento en que más supervisión requieren en el manejo del dinero.

En la adolescencia lo más importante es hacer que los hijos razonen los beneficios que tiene el "jugar por las reglas" en el mundo financiero.

Hay que reforzar las bases que se establecieron en la infancia (recuerde es un PROCESO de aprendizaje) a la vez que se introduce el manejo de dos conceptos muy importantes: el crédito y la inversión.

El crédito (ya sea por medio de tarjetas de crédito, préstamos...) es una parte fundamental de la vida adulta, pero es un arma de doble filo: bien utilizado puede ser la puerta para poder adquirir bienes que de otra manera serían inalcanzables, mal manejado puede condenar a una vida de problemas.

Introducirlo a, y ayudarlo a aprender sobre los mecanismos de crédito que tendrá que manejar el resto de su vida puede ser uno de los mejores regalos que le puedes dar. ¿Cómo lo debes hacer?:

1)Empieza por la filosofía: Tu hijo debe aprender que el crédito es un privilegio, no un derecho, y que si abusa de él o lo maneja de manera inadecuada lo puede perder.

Si tu hijo comete errores constantes en el manejo de los instrumentos financieros a su disposición retírelos temporalmente.

2)Instrumentos simples que le enseñen la temperatura del agua sin la necesidad de echarse un clavado: La tarjeta de débito es un instrumento muy adecuado para iniciar a los adolescentes en el uso de instrumentos de pago: es cómoda, comúnmente aceptada y tiene un límite en la disposición de dinero. Haz que tu hijo la utilice como si fuera una tarjeta de crédito: que guarde los recibos y contabilice mensualmente los gastos para que él mismo mantenga un control.

Después de que asegures que el uso es adecuado cámbiala por una tarjeta de crédito con un límite determinado de gasto.

3) No olvides enseñar las pequeñeces: El buen manejo del crédito mucho tiene que ver con el orden y la dinámica con la que se ejerza. Instruye a tus hijos a guardar y registrar los vouchers, qué hacer si pierde la tarjeta y lineamientos básicos de seguridad en su uso.

4) Sea claro: Define de antemano quién será el responsable del pago de los gastos cargados en la tarjeta (tú o él), los gastos que están terminantemente prohibidos, y la cantidad límite.

5) Enseñe con ejemplos: Manejar el costo del interés con simples números puede minimizar su impacto real. Haz ejercicios puntuales para que tus hijos entiendan en cuantos pesos se traducen esas tasas. No es lo mismo oír sobre una tasa de interés compuesto de cinco por ciento mensual que saber que un saldo no pagado de diez mil pesos se puede convertir en 17 mil 958 pesos al cabo de un año.

6) Empieza poco a poco: Procura que en un principio la tarjeta de crédito se utilice solamente como una tarjeta de servicio (esto por la comodidad de no cargar efectivo) y que se pague completa y puntualmente el saldo mensual.

7) No es culpa del indio, sino del que lo hace su patrón: Evita tentaciones innecesarias conservando siempre un tope adecuado al límite disponible.

8) No difiera: Prohíbe -en la medida de lo posible- el uso de la tarjeta para hacer pagos diferidos (seis, doce y 18 meses sin intereses) ya que este método desasocia el costo del objeto con el valor que tiene (uno piensa que un estéreo es muy barato porque sólo pago hoy 500 pesos, cuando en realidad tendré que hacer pagos mensuales durante seis meses, un año o más).

9) Y tú ¿quién eres?: Enseña con el ejemplo, es más fácil que un adolescente copie actitudes congruentes que acate órdenes vacías

viernes, 3 de septiembre de 2010

Los niños: El Valor y El Ahorro

Independientemente de los grandes planes que tenga cada niño para “cuando sea grande” (astronauta, bombero, doctor o bailarina) es indiscutible que todos los pequeños van a tener que manejar el dinero; y en buena medida, la capacidad con la que lo hagan, determinará el éxito de sus sueños.


En el mundo de hoy, muy complejo en todos los campos, tener bases sólidas en el ámbito financiero es tan importante como saber leer y escribir. Nunca es demasiado tarde para empezar a aprender cómo moverse en el mundo de las finanzas, pero entre más chicos sean los niños cuando empiecen a aprender las bases, más fuertes serán sus fundamentos y mejores serán los frutos.

No hay que volverse loco y tratar de educar a “genios financieros” que sepan sacar interés compuesto antes de entrar a la primaria, los temas de “dinero” tienen que introducirse de forma gradual tomando en cuenta la edad del niño y lo que es capaz de entender.

En la infancia lo más importante no es enfocar al niño a conocimientos puntuales, sino a que empiece a adquirir bases y principios sólidos sobre el manejo del dinero. Lo fundamental para los niños de cuatro a 11 años, es entender dos conceptos: 1) El valor que tiene el dinero, y 2) la mecánica del ahorro.

No existen reglas de oro, la manera en que los niños deben ser educados depende de la dinámica familiar y del carácter particular de cada niño. Es muy común que, inclusive entre hermanos, el temperamento de cada niño sea tan diferente que cada uno requiera lecciones diferentes.

Poderoso Caballero es Don Dinero

La base de la educación financiera es transmitir a los pequeños que el dinero es un arma necesaria para poder vivir, que tiene repercusiones “reales” en la vida cotidiana.

Empieza enfatizando lo siguiente:

1.- Hazlo real: El concepto del dinero es muy efímero y abstracto para los niños, particularmente para los de edad preescolar. Relaciona las cantidades de dinero con cosas cercanas a la vida del niño para que él pueda relacionar el valor.

2.- El dinero no crece en los árboles: Aunque parezca irrelevante, es necesario enfatizar a los niños, que a pesar de que ellos ven el dinero como algo que existe “naturalmente”, este es fruto del trabajo de los padres.

3.- En la vida hay que elegir: El punto básico de la economía (que debe ser enseñado a los niños desde pequeños) es que en la vida existen necesidades ilimitadas, pero recursos limitados. Aunque tengas la suerte de poder dar a tus hijos todo lo que ellos quieran, ayúdales a entender que existen elecciones que se deben hacer (“puedes comprar o una muñeca o un peluche, no los dos”).

4.- Saber contar: Enseña a tus hijos desde pequeños la denominación de los diferentes billetes y monedas. Cuando él o ella quieran comprar algo, haz que pregunte cuánto cuesta y que bajo tu supervisión (inicialmente), pague y reciba el cambio.

5.- No prohíbas, enseña a razonar: No vas a estar siempre detrás de tus pequeños vigilando sus gastos y elecciones, por lo tanto enfoca la educación financiera a decisiones razonadas y no a prohibiciones. Acepta los errores sin regañar ni descalificar, aprender es un proceso no una competencia.

6.- El que da y quita, con el diablo se desquita: Nunca uses al dinero como premio o castigo subjetivo, establece de antemano reglas claras bajo las cuales tus hijos reciban (o dejen de recibir) dinero.

7.-Págales: Dar una semana a tus hijos (“domingo”) no es obligación, pero sí es un arma útil que permite a los niños responsabilizarse por una cantidad de dinero. Puedes empezar tan pronto como el niño empiece a distinguir la denominación de los billetes y monedas y cuente hasta el 100 (cinco a seis años). La cantidad debe estar ligada a un presupuesto de necesidades, agregando, si así se pacta, incentivos por buenas conductas o castigos por faltas.

El ahorro paso a paso:

Los niños todavía no entienden muy bien la noción de “sacrificio presente / beneficio futuro” por lo que enseñar a ahorrar no debe estar, a esta edad, enfocado a sus ventajas, sino simplemente a la mecánica (que realmente es la parte más difícil de aprender):

Para los más pequeños (cuatro a siete años) el método de “ahorro corto”: El ahorro para los niños de esta edad es especialmente complicado, ya que no manejan muy bien el sentido del tiempo. Establece plazos de ahorro cortos con metas tangibles, promueve que tus hijos ahorren durante dos semanas (no más) y que luego gasten el dinero, para que pueda ver los beneficios con sus propios ojos.

Para los niños medianos (ocho a nueve años) utiliza el sistema de los tres “Cochinitos”: Cada niño debe tener tres alcancías, la primera una simple caja con tapa, la segunda un estuche con llave y la tercera una alcancía de barro. Cada semana el niño debe repartir su dinero entre semana entre las tres: El dinero que se deposita en la primera es para usarse en los gastos diarios (el lunch de la escuela, dulces...); lo que se deposita en la segunda, es para gastos corrientes pero que requieren más planeación (un regalo para la “novia”, por ejemplo), por esto es necesaria la llave, ya que disminuye la tentación sin eliminar la accesibilidad; la alcancía de barro es para ahorro de mayor plazo (un juguete, una bicicleta) y puede ser utilizado sólo cuando se rompa el recipiente.

Introduce a los “grandes” al sistema financiero: Cuando tu hijo cumpla 10 años regálale una cuenta de banco (la mayoría de las instituciones bancarias tienen cuentas enfocadas a cuentahabientes de estas edades) para cada mes deposite ahí una parte de sus ahorros. Un punto importante: los niños de esta edad son todavía muy chicos para poder manejar la tentación de las tarjetas de débito. A esta edad las cuentas bancarias deben ser utilizadas solamente como instrumentos de ahorro y los retiros realizados directamente en el banco (el trámite es más largo lo que limita el número de retiros por impulso), además las tarjetas de débito tienen implicaciones de seguridad que cobran relevancia en el mundo de hoy.

En todas las edades, demuéstrales que eres su aliado: bríndales tu apoyo de manera tangible, si puedes, equipara sus ahorros para facilitarles el cumplimiento de sus metas: “Si quieres comprarte una bicicleta que cuesta 100 pesos, cuando tu ahorres 60 pesos yo te completo los 40 restantes”.